
Marta Castillo A.
Directora de Comunicaciones
Durante este año hemos vivido la excepcionalidad de avanzar con el Rector recuperándose de una complicada pancreatitis. En estas páginas explica, en su primera entrevista, lo que significó para él este tiempo y cómo agradeció el cariño de la comunidad universitaria.
Un Rector que había presentado la hoja de ruta de la Universidad para los próximos cinco años solo semanas antes. Por eso, siguiendo los ejes de la planificación estratégica, la Universidad continuó su curso, avanzó en su objetivo docente, de investigación y vinculación con el medio, y prosiguió con el proyecto educativo con el que se sentía unida y comprometida.
En este número destacamos cómo desde distintas disciplinas se ha contribuido a la reflexión y el análisis del debate social, político y del proceso constitucional. Con la participación de académicos en la Convención Constituyente, medios de comunicación, libros y documentos que han ayudado a orientar en tiempos complejos. También hablamos de la innovación de los aprendizajes, como la simulación virtual y la educación a distancia; la inclusión de equipos odontológicos con tecnología digital, la atención de pacientes del sector público y nuevos proyectos de innovación social.
Fuimos pioneros en la presencialidad, el ESE Business School creó el Centro para el Desarrollo de Iniciativas Sociales, la Clínica inauguró nuevos servicios al paciente y el CESA amplió su Clínica Odontológica. Mención especial tiene la investigación, con los seis programas de Doctorado acreditados y el centro científico de excelencia IMPACT, que dentro del Centro de Investigación e Innovación Biomédica trabaja para potenciar la investigación de nuevos tratamientos médicos en el mayor proyecto que se ha adjudicado la Universidad en cuanto a recursos.
Y lo que sigue siendo común a toda la Universidad es el deseo de contribuir con la búsqueda de la verdad. En este número, un filósofo, un médico y una enfermera cuentan cómo encuentran a diario argumentos para la vida desde su inicio hasta su final natural. Porque como afirma Alejandro Vigo, “siempre hay buenas razones para defender lo que es justo, aun en el peor y más hostil de los contextos”.