Este Año Santo, proclamado por el Papa Francisco como “Jubileo de la Esperanza”, invita a redescubrir la misericordia de Dios. 40 estudiantes UANDES viajaron a Roma para responder a este llamado.

En la bula Spes non confundit (‘La esperanza no defrauda’) del Papa Francisco, inspirada en la Encíclica Spe salvi de Benedicto XVI, se resalta la esperanza cristiana como impulsora de transformación espiritual y reconciliación. El Jubileo 2025, que comenzó el 24 de diciembre de 2024 y concluirá el 6 de enero de 2026, ha sido declarado un tiempo de gracia y reconciliación, en el que se invita a redescubrir la primacía de Dios en nuestras vidas, a vivir la misericordia como expresión de la justicia divina y a comprometernos con la construcción de un mundo más justo.

“Es primera vez que viajamos tantos de la universidad, por lo que ha sido una experiencia realmente muy linda. Ver a los alumnos con tanta alegría, disfrutando de los paisajes, de los lugares, de las historias, y, sobre todo, viviendo la fe en comunidad, ha sido un verdadero privilegio”, expresa Margarita Álamos, coordinadora de Pastoral.

‘La esperanza no defrauda’ evoca las palabras de San Pablo al referirse a que, antes de Cristo, toda la humanidad carecía de esperanza, por estar sometida al pecado. Necesitaba ser reconciliada con Dios. Es una esperanza que no defrauda, “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo” («Romanos» 5, 1. 2-5).

Cuando el Papa Francisco cruzó la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, en la tranquilidad de la Nochebuena, afirmó que “la esperanza debe llevarse a donde se ha perdido” e invitó a ser “portadores de luz en medio de las sombras que afectan a tantas personas hoy en día”.

Porque bajo el lema “Peregrinos de la Esperanza”, este Año Santo busca inspirar a reflexionar sobre la misericordia, la solidaridad y la construcción de un mundo más justo, a través de peregrinaciones, oraciones y acciones concretas. Es el caso de un grupo de 40 estudiantes UANDES, que viajaron a Roma entre el 28 de julio y el 3 de agosto, para vivir en particular el Jubileo de los Jóvenes, con el objetivo de fortalecer su fe y participación en la Iglesia y la sociedad. 

“El Jubileo no es solo un evento litúrgico ni una peregrinación física; es un camino de transformación personal y colectiva. La apertura de las Puertas Santas simboliza ese paso decisivo hacia una vida renovada. Renacer para no vivir con las mismas coordenadas. Más que una tradición, es una llamada a vivir la fe con autenticidad, a abrir el corazón y dejar que la misericordia de Dios transforme nuestras vidas”

P. Sebastián Urruticoechea, capellán general de la Universidad

¿Cómo participar en el jubileo?

Hasta el próximo 6 de enero de 2026, se realizarán audiencias especiales y “jubileos” específicos en Roma, anunciados en su página oficial, pero en todos los países se puede vivir el Año Santo a través de diferentes acciones, entre ellas:

Peregrinación: Visita un santuario o catedral designados para el Jubileo (hay 11 en la Región Metropolitana), asiste a Misa, reza el Rosario o participa en el Vía Crucis.

Indulgencias: La indulgencia plenaria (reducción o eliminación de la pena temporal) es uno de los dones del Jubileo. Requiere confesión sacramental, comunión eucarística, oración por las intenciones del Papa y hacer una peregrinación.

Obras de misericordia: Visita a los enfermos, da de comer al hambriento, consuela a quien sufre, perdona de corazón. El Jubileo se vive en el amor concreto al prójimo.

Reza y reflexiona: Profundiza en tu vida de oración y cercanía con Dios.