La comunidad universitaria ha aumentado los esfuerzos por mantener la cultura de respeto y sana convivencia, a través de iniciativas como el FDI “Cuidado de la Salud Mental Estudiantil” y la entrega de herramientas para que profesores y estudiantes gestionen su bienestar.
Por Cristina del Valle Chavarría
El aumento de los niveles de estrés, ansiedad y depresión en los jóvenes, durante estos últimos años, particularmente postpandemia, ha motivado a la Universidad a incorporar nuevos programas en sintonía con su modelo de formación integral. Considerando el compromiso por cuidar el ambiente de confianza y cercanía, en 2023, la UANDES postuló a un Fondo de Desarrollo Institucional (FDI) del Ministerio de Educación, orientado a fortalecer las iniciativas de prevención y promoción de la salud mental de los estudiantes en el marco del proyecto de bienestar Campus Saludable.
Adjudicado en agosto de 2023 y por un período de dos años, el FDI “Cuidado de la Salud Mental Estudiantil” permite realizar mejoras a nivel de infraestructura, así como aplicar encuestas e intervenciones para acompañar a los jóvenes durante su vida universitaria. Sus objetivos generales apuntan a reducir síntomas depresivos, de ansiedad, de estrés académico y de riesgo suicida; disminuir el consumo problemático de alcohol; realizar intervenciones que promuevan el desarrollo de competencias para un buen rendimiento académico; habilitar espacios amigables con accesibilidad universal para la contención, orientación e interacción de estudiantes; y fortalecer reglamentos y protocolos que aseguren la sostenibilidad de estas acciones en el tiempo.
Carolina Jacir, directora de Vida Universitaria, uno de los equipos que lideran este proyecto multidisciplinario, recuerda que uno de los propósitos de la Universidad es promover en el campus una cultura de integración, sana convivencia y prevención en materia de bienestar y actividad física, por medio de intervenciones que den herramientas y conocimientos para la autorregulación y el cuidado de toda la comunidad UANDES. “Las áreas de Bienestar Estudiantil, Deporte y Vida Sana desarrollan, canalizan y concretan las iniciativas de prevención y promoción de salud al interior del campus, con foco en el alumno de pregrado, y los entornos que impactan en su bienestar físico, social, psicológico, ocupacional y académico”, explica.

SANA CONVIVENCIA
En su compromiso por seguir manteniendo un ambiente de cordialidad, confianza y respeto mutuo, la Universidad ha generado políticas, protocolos y unidades a cargo de su implementación, por ejemplo, en relación con la ley que regula el acoso sexual, la violencia y la discriminación de género, disponibles en www.uandes.cl/campus-saludable/sana-convivencia.
Además, la Facultad de Enfermería y Obstetricia puso en marcha un Servicio de Acompañamiento Estudiantil, plan piloto para que los estudiantes puedan ser protagonistas en visualizar una situación de forma más objetiva, ser escuchados sin juicio por un tercero imparcial y ver posibles soluciones.
Novedades 2024
A través del FDI de salud mental, se han mejorado y habilitado nuevos entornos de apoyo y orientación psicológica. Por un lado, se renovó el mobiliario en la Sala Cero del edificio Biblioteca y se dispusieron nuevos espacios en el edificio del Reloj. Por otro, se inició un estudio para medir los factores de estrés académico, que explora las variables que durante el primer año universitario pueden vincularse a la capacidad de regulación del aprendizaje con los niveles de estrés en el periodo de exámenes. Además, durante el segundo semestre se implementarán dos programas de prevención, uno de mindfulness para jóvenes, en forma presencial, y otro programa universal de prevención de salud mental online para estudiantes universitarios. Se espera que ambos entreguen herramientas que ayuden a los estudiantes a reducir síntomas depresivos y ansiosos, y mejorar la calidad de vida.
“Se recogió información sobre el nivel de apoyo de las familias, las competencias de autorregulación de los alumnos y las características que la favorecen en sus clases”, indica Fabián Barrera, académico de la Escuela de Psicología y miembro del equipo del FDI. Como director del Laboratorio de Innovación en Psicología y Educación, especifica que estas características se entienden como las que generan contextos promotores de la regulación del aprendizaje y ayudan a los jóvenes a planificar sus procesos de estudio, a afrontar saludablemente las emociones y problemas naturales de este trabajo y aprender reflexivamente de las experiencias con sus profesores y pares.
Este estudio se sumará a otros dos que lidera hace un tiempo el psiquiatra Jorge Gaete, director del Centro de Investigación en Salud Mental Estudiantil (ISME) de la Escuela de Educación. Uno, iniciado en 2020, mide la prevalencia de la salud mental de los estudiantes UANDES cada dos años (2020, 2022, 2024) y el otro hace seguimiento a un grupo de novatos de 2021 durante cuatro años, para conocer su evolución.


Centennials en el mundo X
En las universidades conviven hoy, entre otras, dos trayectorias sociohistóricas: la Generación X de los profesores (nacidos entre 1965 y 1980) y la Generación Z de los universitarios (nacidos entre 1997 y 2012). Mientras los primeros experimentaban la tensa calma de la guerra fría y vivían pendientes de quién “apretaba el botón”, los centennials conviven hoy con la permanente comparación en redes sociales y navegan ante el incierto futuro de la inteligencia artificial. Por lo tanto, deben aprender a ver el mundo desde sus diferentes perspectivas, lo que requiere escucha y comprensión.

Los profesores Gaete y Barrera destacan la creatividad, flexibilidad, sensibilidad, apertura a la diversidad, conciencia social y preocupación ambiental que caracterizan a la juventud actual. Aseguran que los centennials viven con muchos ojos que los miran a través de la tecnología, entre ellos, sus pares y familias, lo que aumenta la sensación de deber tener éxito, por lo que evitan la posibilidad de equivocarse y tienen baja tolerancia a la frustración. Además, experimentan una mayor incertidumbre laboral, debido a que las competencias necesarias van cambiando rápidamente, por ejemplo, por la inteligencia artificial.
También enfrentan la paradoja de las redes sociales, que nacieron para conectar, pero que también han aumentado la sensación de soledad. Pasan 32 horas semanales en línea, ocupando el 84% de su tiempo en RRSS y solo 21% en el estudio. Según el Informe 2021 de Fundación SM y su Observatorio de la Juventud en Iberoamérica, centran sus prioridades vitales en la familia y en la educación, como principales referentes para entender el mundo y encarar la vida, sin embargo, la incertidumbre ante el futuro y la educación representan sus principales preocupaciones. Ambos académicos subrayan que estas características deben ser adoptadas con cautela, evitando generalizaciones y estereotipos. “Nos sirven en la medida en que nos hacen reflexionar sobre su validez concreta frente a la diversidad de estudiantes que formamos a diario”, matiza Fabián Barrera.
FDI “CUIDADO DE LA SALUD MENTAL ESTUDIANTIL”
Este proyecto es impulsado por un equipo compuesto por las direcciones de Vida Universitaria, Apoyo Académico, Planificación y Desarrollo, Aseguramiento de la Calidad y Operaciones, junto a investigadores de las Escuelas de Educación y Psicología y a la Federación de Estudiantes FEUANDES. Se trata del tercer FDI adjudicado a la Universidad, después de “Educación a Distancia” y “Modelo de Aprendizaje Híbrido”.
Profesor como mentor
Ante esta realidad, las instituciones de educación superior han debido desempeñar funciones que tradicionalmente estaban entregadas a la familia o instituciones de salud. Por ello, la Universidad ha sumado nuevas herramientas de apoyo al profesor, para que pueda seguir cumpliendo su rol de acompañamiento personalizado al estudiante, fundamental en el modelo educativo UANDES desde sus inicios, a través del programa de Asesoramiento Universitario.
“Los profesores debiéramos ayudar a los estudiantes a desarrollar la autorregulación, es decir, la capacidad de planificar su comportamiento de forma racional”, explica Fabián Barrera. “Por ejemplo, en el contexto de las clases, los jóvenes debieran anticiparse, leer el Syllabus, prestar atención durante la clase, pedir retroalimentación al profesor, y luego, reflexionar sobre lo aprendido”.
“Nosotros somos un ejemplo para mostrar el trabajo bien hecho, para que encuentren formas de usar la tecnología o trabajar en grupo”, agrega Jorge Gaete en relación con su rol de ‘mentores’, para entregarles las herramientas que les permitan resolver sus propios problemas, aprendan a equivocarse y a terminar lo que empiezan.

“El esfuerzo que supone el trabajo intelectual no es algo que se imponga desde afuera, un obstáculo que el estudiante deba superar al menor costo y en el menor tiempo posible, sino un camino de crecimiento … muchas veces difícil”, reflexionó el Rector José Antonio Guzmán en la ceremonia de inicio del año académico. “Cuando un profesor pide ese legítimo esfuerzo está dando señales de que respeta al estudiante, de que lo trata como una persona madura, de que confía en él y en su capacidad de superación”, valoró. Porque “el verdadero maestro es aquel que sabe hacer plenamente compatible la exigencia académica con un trato delicado y siempre respetuoso hacia sus estudiantes”.