
Por Marta Castillo
Directora de Comunicaciones
Hace unas semanas mons. Fernando Ocáriz, en una clase ante más de 300 académicos, dibujó, como quien lo hace en un lienzo, las razones que llenan de sentido el quehacer de quienes trabajan en una institución de inspiración cristiana.
Palabras serenas y llenas de esperanza del Rector honorario de la Universidad de los Andes de visita en Chile, que invitaban a tomarse en serio nuestra identidad, para poder contribuir al diálogo entre la visión cristiana del mundo y la cultura contemporánea en nuestro país.
El prelado del Opus Dei mostró que los valores del humanismo cristiano son atractivos y constituyen el principal rasgo propio de nuestra Universidad. La identidad se manifiesta en el comportamiento, la preocupación por los demás, el estilo de trabajo, el espíritu de servicio y la relación entre profesores y estudiantes: “Una comunidad unida que colabora y se siente parte de una unidad que la da el espíritu universitario, el interés positivo de colaborar”, de estar abiertos unos con otros, de respeto en lo opinable, de armonía entre fe y razón y de amor a la libertad.
Añadía que esta identidad cristiana puede estar mucho más presente de lo que nos imaginamos: se proyecta en la institución y en el ambiente en el que se desarrollan las actividades. “El cristianismo lo podemos meter en todos los niveles, sin forzar la realidad, porque la realidad está sostenida por Dios”.
Y es que, muchas cosas que suceden en esta Universidad aparentemente pasan desapercibidas, pero reflejan la identidad de lo cotidiano. Trataremos de compartir esta cotidianidad a lo largo de las siguientes páginas de la revista.
