En el gimnasio del colegio Juan Luis Undurraga, cada futuro enfermero mantuvo una conversación abierta y cercana con un escolar. También trabajan en grupos pequeños con material didáctico personalizado.
Diferentes carreras han implementado la metodología “A+S”, un servicio a la comunidad con vinculación curricular que tiene base en el aprendizaje experiencial, por lo tanto, la reflexión es fundamental y guía para lograr resultados que van más allá del aprendizaje.
Por Lucas Bizzarri Lyon
En octubre de 2022, 120 alumnos de Enfermería se trasladaron al colegio Juan Luis Undurraga, de Quilicura, para recoger el testimonio de 120 niños de 5° básico sobre sus necesidades en educación para la salud. Los datos reflejan los requerimientos de aprendizaje de estos niños, que los futuros enfermeros transforman en diagnósticos educativos en torno a manejo de emociones, uso de pantallas, autoestima, higiene dental, alimentación saludable, sueño y descanso. Ante esta realidad, los estudiantes elaboran intervenciones pedagógicas que aporten de modo activo y contextualizado a la resolución de problemas de salud de los escolares. Terminado este trabajo, los universitarios regresan al colegio con material didáctico adecuado para cada niño en su situación y problemática particular.
“El servicio de los estudiantes de enfermería no está preestablecido, sino que surge de las necesidades de la comunidad. Esto otorga grados de incertidumbre, lo que favorece la creatividad y la adaptabilidad de docentes y estudiantes.”
Carmen Paz Moscoso, académica de la Escuela de Enfermería

Esta metodología se conoce como “Aprendizaje y Servicio” (A+S), pues conjuga el aprendizaje de los estudiantes y el servicio a la comunidad en una actividad curricular. En ese sentido, se pueden lograr resultados de aprendizaje de una asignatura completa ayudando a otros a resolver sus problemas. En este ‘servir aprendiendo’ se beneficia el estudiante, la comunidad y se enriquece la propuesta curricular. Carmen Paz Moscoso, académica de la Escuela de Enfermería, carrera pionera en la implementación de A+S en la UANDES, comenta que hay tres aspectos fundamentales que la convierten en una buena forma de enseñar.
Primero, el trabajo nace desde la necesidad de una comunidad. Las situaciones por resolver son complejas y necesitan una acción colectiva, lo que promueve el desarrollo de habilidades comunicativas, de gestión y trabajo en equipo. Segundo, al brindar un servicio se aprende de problemas reales, que necesitan soluciones concretas. El estudiante debe poner en acción los conocimientos adquiridos y llevarlos a una acción necesaria para otro, lo que otorga sentido y aprendizaje significativo.
Tercero, “los problemas de la comunidad aportan desde la realidad con preguntas de investigación. Para su resolución, el diseño de investigación-acción surge como un aliado y una oportunidad para que los estudiantes y docentes podamos, desde ese contexto, generar evidencia”, señala Carmen Paz.
La experiencia de enfermería
La Escuela de Enfermería llegó al uso de A+S por una necesidad. “La asignatura de Educación para la Salud no era muy apreciada por los estudiantes, pero es fundamental para promover y prevenir”, cuenta Carmen Paz. Entonces, adoptaron A+S “y el cambio fue rotundo”. “El aprendizaje se da de manera mucho más natural: como es necesario para realizar las acciones con la comunidad, los estudiantes aprenden sin mirar la nota, sinceramente”, explica la académica.
Asimismo, el diagnóstico participativo y el trabajo personalizado permiten que los niños conecten con la actividad, logrando una intervención más efectiva. “Vi a los chiquillos interesados, participando activamente en ambos lados”, describe José Miguel Jiménez, profesor del colegio de Fundación Belén Educa, institución donde se continúa desarrollando esta asignatura con A+S, porque “lo más importante para educar es transformar”, concluye Carmen Paz Moscoso.
