Tres miradas a Benedicto XVI

Durante su pontificado dejó un profundo magisterio, cuya influencia durará por siglos.

Joseph Ratzinger será recordado por su histórica decisión de renunciar al pontificado en 2013. Sin embargo, también será reconocido por su trabajo pastoral en la Iglesia, su capacidad intelectual, su pensamiento. Y por el recuerdo de un hombre que vivió por y para la Iglesia, sosteniéndola en silencio con la oración, como Papa Emérito, hasta su último aliento, el 31 de diciembre de 2022.

EL PONTÍFICE, EL INTELECTUAL, LA PERSONA

Quien conoce muy bien la figura de Benedicto XVI es el P. José Miguel Ibáñez, miembro de la Comisión Teológica Internacional del Vaticano entre 1986 y 1992. En ese tiempo trabajó junto al entonces cardenal Joseph Ratzinger, quien presidía el organismo. "Era un hombre humilde, mucho más de oír que de hablar, agradable de trato, simpático, de buen humor. Una de las primeras veces que estuve con él hasta me hizo una excelente broma”, recuerda.

“Benedicto hace claro lo oscuro y hace fácil lo difícil; siempre dice algo, su palabra toca y palpa siempre la realidad”

P. José Miguel Ibáñez,
Capellanía Universitaria

Ya como Pontífice, destaca como rasgo diferenciador su condición de Papa teólogo. “Los Pontífices no tienen por qué ser teólogos en sentido estricto, pero vino bien que algunos lo fueran, como ha venido bien el caso de Joseph Ratzinger. Su aporte teológico es visible en su magisterio, en su predicación y en sus escritos personales: por ejemplo, en su exposición de las tres virtudes teologales (Lumen fidei, Spe salvi y Deus caritas est), en su aproximación al misterio de Cristo y en su análisis del método histórico crítico de exégesis de las Escrituras, con sus aciertos y sus deficiencias”, explica el capellán UANDES.

“Benedicto XVI abordó casi todos los temas de alcance teológico, y lo hizo con una propiedad que me parece esencial (y escasa) en nuestra época. Me refiero a esa cualidad suprema del discurso que es la claridad. Benedicto hace claro lo oscuro y hace fácil lo difícil; siempre dice algo, su palabra toca y palpa siempre la realidad. Su lenguaje es directo y comprensible, incluso, cuando trata de los altos misterios de la fe. Nunca encontramos en su lenguaje una frase hecha, un tópico, un lugar común”, señala el doctor en Filosofía (P. Università Lateranense).

Encíclicas

  Deus caritas est (2005)

  Spe salvi (2007)

 Caritas in veritate (2009)

Recomendación literaria

Para conocer más sobre la figura de Benedicto XVI, el profesor Clemente Cox, director académico del CEG, recomienda Luz del mundo: El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos, y para ‘sumergirse’ en su doctrina, el libro Dios y el mundo: Las opiniones de Benedicto XVI sobre los grandes temas de hoy.

Durante sus casi ocho años en el papado, Benedicto XVI escribió y publicó varios títulos en más de 50 países. “Un Papa nunca es bestseller, ¿verdad? Benedicto XVI ha sido y es, y creo que seguirá siendo, leído por innumerables lectores de los cinco continentes con verdadero placer, ya en sus encíclicas y otros documentos magisteriales, ya en sus tratados teológicos, libros, ensayos, homilías y artículos varios: por la claridad, concisión y profundidad de su lenguaje, es decir, de su inteligencia cristiana”, asegura el reconocido autor y crítico literario.

UN TEÓLOGO DE VANGUARDIA

“El Papa Benedicto XVI estuvo siempre en la vanguardia del pensamiento. Sostuvo diálogos con algunas de las mentes más brillantes de su tiempo. No tenía miedo de pensar cualquier tema hasta el fondo, con una gran capacidad de situarse en diferentes ámbitos, respetando la autonomía de cada materia”, asegura Clemente Cox, director académico del Centro de Estudios Generales (CEG), unidad que tiene como misión entregar la formación general y transversal del modelo educativo UANDES.

"Benedicto XVI: un gran Papa. Grande por la fuerza y penetración de su inteligencia, grande por su relevante aportación a la teología, grande por su amor a la Iglesia y a los seres humanos, grande por su virtud y religiosidad"

Papa Francisco, 27 de octubre de 2014, Sesión plenaria, Academia Pontificia de las Ciencias

Licenciado en Filosofía y en Literatura, el profesor Cox agrega que “su pensamiento logra impactar en toda época. Frente a algunos enfoques reduccionistas en exégesis bíblica, Benedicto XVI desarrolló aportes decisivos para no perder de vista la novedad radical de la persona de Jesucristo, Dios hecho hombre. Para nosotros, en el Centro de Estudios Generales, y en el trabajo que hacemos con los académicos, Benedicto es una de las fuentes más recurrentes para nuestras conversaciones y cátedras”.

“Benedicto fue un profesor notable por 25 años y un gran conocedor de la universidad de nuestro tiempo. En sus enseñanzas y escritos, un tema común es la constatación de la renuncia de la búsqueda de la verdad por parte de la razón”, escribió el Rector José Antonio Guzmán en una columna para revista Humanitas. Como doctor en Educación, asegura que “en el trabajo académico es clave retomar el conocimiento de las cosas por sus razones más profundas, ir más allá de aquello que se puede demostrar empíricamente. La filosofía juega un papel central en este esfuerzo. Es, junto a la teología, el puente entre las ciencias. Es la posibilidad de preguntarse sobre las cuestiones fundamentales del ser humano y de la realidad”.

“En el trabajo que hacemos con todos los académicos, Benedicto es una de las fuentes más recurrentes para nuestras conversaciones y cátedras”

Clemente Cox,
director académico del CEG

Con sus más de 20 años de experiencia académica, el Rector comparte con Joseph Ratzinger que quienes “buscan el conocimiento deben estar unidos en la universitas de quienes aprenden y quienes enseñan”. Por eso, concluye que “en este tiempo lleno de incertidumbres, la universidad está llamada a aportar sentido, a entender la razón última de los fenómenos para dar luces a la sociedad. Para esto es clave volver a la búsqueda de las razones más profundas de la realidad, avanzar desde el fenómeno al fundamento”.

INSPIRACIÓN DIVINA

En este sentido, el P. José Miguel Ibáñez advierte la continuidad del pontificado entre Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. A pesar de sus diferentes personalidades y desafíos históricos, “el hilo conductor que atraviesa su magisterio y su ministerio papal es la alta espiritualidad de los tres; es su común apertura al mundo y a la sensibilidad de los tiempos, y es su firme defensa del núcleo intransable de la fe católica y de la constitución jerárquica de la Iglesia”. “Además, cada uno de los tres ha buscado su inspiración en el pontificado anterior”, reconoce quien también es doctor en Filosofía y Letras (U. Complutense).

“Benedicto fue un profesor notable por 25 años y un gran conocedor de la universidad de nuestro tiempo”

José Antonio Guzmán, rector

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