Grandes clásicos que marcaron un punto de inflexión y que no solo coincidieron en genialidad, también en el año en que nacieron. El mundo conmemora este hito del que la UANDES se hace parte con la visión de sus académicos.
El ocaso de las monarquías absolutas, la expansión de las ideas republicanas y liberales, el momento en que la industria se impone a las formas manuales de producción. El siglo XIX, una etapa trascendental en la historia de la humanidad que no solo incubó grandes cambios, sino que también cobijó a tres prodigiosas plumas: Fiódor Dostoyevski, Gustave Flaubert y Charles Baudelaire. Novelistas los dos primeros e insigne poeta el último, tríada de talentos de las letras que nacieron en el mismo año: 1821.
¿Simple coincidencia? “Las casualidades no existen y las coincidencias se pueden explicar”, asegura Braulio Fernández, doctor en Literatura de la Pontificia Universidad Católica de Chile y director del Instituto de Literatura, al aventurarse a explicar esta concomitancia de grandes figuras. “Estamos en el siglo XIX, que es llamado siglo de la novela, donde esta se transforma en el género literario por antonomasia que se cultiva hasta más no poder. Tenemos a cientos de novelistas publicando cientos de novelas”, dice al hablar del contexto de la época. “Naturalmente que el ambiente o el contexto no lo explica todo. Ellos son genios y los genios salen cuando tienen que salir”, afirma.

Más allá de lo que pueda haber detrás, el natalicio bicentenario de estos clásicos se ha convertido en todo un hito que, pese a la pandemia, el mundo ha querido conmemorar. Mediante charlas, conversatorios, conferencias y una serie de actividades -principalmente online– sus seguidores han generado espacios para debatir sobre su legado. La UANDES no ha sido la excepción y a través de destacados académicos, que forman parte de su cuerpo docente, se han encargado de relevar su indiscutible aporte en el marco de sus clases.
UN BUSCADOR DE LA TRASCENDENCIA
“Hay ciertas épocas históricas en que se revelan grandes artistas y escritores”, asegura Felix Schmelzer, profesor asociado del Instituto de Literatura, doctor en Filología Hispánica y Teoría de la Literatura, quien enseña sobre el poeta francés Baudelaire. Dice que los alumnos suelen acercarse a él “con la etiqueta del «poeta maldito» y la expectativa de leer textos chocantes, pasajes pornográficos”, por la mala fama que se hizo. Pero la sorpresa se apodera de ellos, sostiene, al leer obras como su famoso poemario Las flores del mal, pues encuentran a un “buscador de la trascendencia”, capaz de crear “versos altamente profundos, bonitos y espirituales que sondean lo divino en un tiempo supuestamente secular”.
Schmelzer lo define como un romántico des-romantizado que rompió los cánones de la poesía tradicional y “que sufría como muchos de sus contemporáneos por la visión materialista del mundo”, sentimiento que se conecta con el momento actual, “porque vivimos en un tiempo aún más positivista. Creo que ese vacío que sentía Baudelaire perfectamente puede sentirse hoy en día”.

Dostoyevski, Flaubert y Baudelaire, los clásicos que nacieron hace dos siglos, siguen vigentes gracias a la enseñanza de sus obras por parte de los académicos Braulio Fernández y Felix Schmelzer.
MUCHO QUE DECIR
Desde la vereda de las novelas, el ruso Dostoyevski y el francés Flaubert son “dos escritores cumbres de las letras universales, por el legado que han dejado sus obras, por su profundidad, su maestría en el estilo y su forma”, sentencia Braulio Fernández. En el caso de ‘Madame Bovary’, precisa que “la historia podría ser perfectamente un titular de crónica roja, de prensa amarilla; sin embargo, Flaubert lo transformó en una obra máxima a través de su estilo y narrativa”.
En tanto, Dostoyevski se erige como un “gran estudioso del alma humana”, que a través de sus creaciones permite explorar la condición del hombre. Para el director del Instituto de Literatura, las 16 novelas que escribió “son todas muy notables”, pero reconoce un punto de inflexión que vuelve “sublime” su producción literaria luego de librarse del castigo de una condena a muerte, por pertenecer a un grupo de intelectuales de izquierda, y de ser condenado a prisión en Siberia.

A dos siglos del nacimiento de ambos, ¿cómo se enlazan con el presente? A juicio de Braulio Fernández, “las grandes obras literarias son absolutamente contemporáneas. Los conflictos que trabaja Flaubert en ‘Madame Bovary’, en ‘La Educación Sentimental’, en ‘Noviembre’, así como los conflictos que retrata Dostoyevski de manera magistral en ‘Crimen y Castigo’, en ‘Los Hermanos Karamazov’ y en ‘Los Demonios’, son cuestiones plenamente vigentes, porque hay un aspecto de la condición humana que no cambia. Cambian las costumbres sociales, los modos de vestir, los modos de vivir, de transportarse, pero hay cosas que no cambian, que siguen siendo absolutamente actuales, eso explica en parte la vigencia de estos autores, quienes hoy en día todavía tienen mucho que decirnos”.
Por: Andrea de la Cruz