La crisis social activó a la comunidad universitaria en torno al diálogo y el encuentro, propios de su Ideario, inspiración que dio pie a una serie de acciones internas y externas que se convirtieron en una valiosa oportunidad.
Escuchar, acoger y acompañar a la comunidad y, al mismo tiempo, abrir un espacio de reflexión académica para entender lo que ocurría y orientar el debate. Esa fue la respuesta UANDES al estallido social del 18 de octubre, fecha emblemática que abrió una valiosa oportunidad de diálogo y encuentro.

“AQUÍ HAY MUCHAS IDEAS QUE SE HAN PUESTO SOBRE LA MESA, POR LO TANTO, EL TRABAJO QUE VIENE POR DELANTE ES MUY INTENSO”.
Rector José Antonio Guzmán
“El primer foco de atención fue conectar con nuestra gente, nuestros estudiantes, profesores, trabajadores y quienes están cerca de la Universidad. Pero también nos interesaba conectar con el problema que ocurría en el país, esa gran incertidumbre social, esa serie de preguntas que se habían planteado y que se debían responder”, comenta el Rector José Antonio Guzmán al recordar aquellos convulsionados días de octubre.

Revise aquí todas las actividades realizadas desde este primer coloquio.

“Sentimos que teníamos el deber de dar una respuesta, ser capaces de generar las ideas desde las cuales poder volver a encontrar la orientación necesaria respecto de los acontecimientos que estaban pasando y que nos tenían tan sorprendidos”, complementa Cristina Errázuriz, vicerrectora de Comunicaciones.
Inspirados en estos principios, y movidos por el Ideario UANDES, comenzaron a organizarse una serie de iniciativas. “Nos manejamos con mucha prudencia, pues como había tanta incertidumbre y tantos puntos de vista, la Universidad tenía que ser un espacio donde, de alguna forma, todos se sintieran acogidos. Ese ha sido el punto central de nuestro modo de enfrentar esta situación tan difícil”, destaca el Rector.

Conversatorios e instancias reflexivas
Pese al ambiente de agitación que reinaba en las calles y cuando habían transcurrido apenas seis días del comienzo de la crisis, la Universidad convocó a una primera instancia reflexiva, incluso antes de reiniciar las clases. Cientos de estudiantes, profesores, administrativos, vecinos e invitados en general se congregaron para tratar de empezar a entender lo que ocurría.
Desde entonces se sucedieron una amplia variedad de encuentros, para analizar la situación desde la psicología, la ciencia política, el derecho, las comunicaciones, la economía o la doctrina social de la Iglesia. Siempre con la premisa de integrar diferentes miradas y abrir el campus a los más diversos invitados, como exministros, directores de medios de comunicación y académicos de diferentes universidades.


Paralelamente, estudiantes y académicos se reunieron en Mesas de Diálogo, abiertas a la comunidad, para reflexionar sobre la Universidad, el país y su misión en medio del conflicto, resultados que fueron levantados al Consejo de Rectoría al finalizar los tres días de conversaciones. Mientras que las carreras, en conjunto con sus centros de alumnos, organizaron encuentros orientados a analizar el rol de su propia profesión antes, durante y después del conflicto, como es el caso de Psicología, Educación y Comunicación, entre otras.



El ESE Business School llevó a cabo diferentes conversatorios con sus alumnos, egresados y trabajadores acerca del proceso de cambio constitucional, cómo recuperar la paz y construir un Chile mejor y para analizar el escenario económico de Chile.
Espacios de escucha y acompañamiento
La salud mental fue tema de preocupación desde un comienzo. La Escuela de Psicología y la Dirección de Personas ofrecieron primeros auxilios psicológicos para profesores y administrativos, mientras que la Unidad de Bienestar de Vida Universitaria hizo lo propio con los estudiantes. Todas las carreras organizaron encuentros y espacios de conversación con sus alumnos, para analizar la situación y expresar sus emociones. Y Capellanía Universitaria entregó asistencia espiritual y congregó a la comunidad universitaria a través de la oración para pedir por la unión y el reencuentro, por ejemplo, en el marco de las Misas por Chile.
Para ocuparse de los más pequeños y apoyar a las madres y padres que no tenían con quién dejar a sus hijos en los primeros días del estallido social, estudiantes y profesores de la Facultad de Educación montaron una guardería de emergencia en la Clínica UANDES.
Y en momentos en que movilizarse se volvió todo un desafío, la Dirección de Operaciones amplió los recorridos de los buses de acercamiento para transportar a alumnos, profesores y administrativos hasta las comunas más alejadas, reorganizó los turnos de sus auxiliares y se preocupó de llevarlos directo a sus hogares cuando salían más tarde, además de velar por la seguridad y bienestar del personal externo, como los equipos de aseo, jardines y guardias.

Estudiantes comprometidos
Los alumnos no se conformaron con ser simples espectadores de la crisis social. Apelando a su espíritu solidario, se activaron para ayudar en diferentes instancias, muchas veces convocados por la Federación de Estudiantes (FEUANDES). Fue así como algunos se organizaron en cuadrillas para limpiar las calles de Santiago, mientras que otros salieron a prestar primeros auxilios, como parte del Colectivo Salud Consciente.
Del mismo modo, se unieron con Vida Universitaria, Dirección de Personas y con el Centro Integral para el Envejecimiento Feliz, en torno a campañas de recolección de alimentos y útiles de aseo destinados a personas de la tercera edad de Puente Alto y para el personal UANDES que se había visto afectado.


“Fieles a nuestra vocación universitaria, abrimos el espacio para una reflexión más profunda, para encontrarnos con las diferentes posiciones que conviven en la sociedad y que permiten entablar un diálogo”.
Cristina Errázuriz, vicerrectora de Comunicaciones
Flexibilidad online para terminar el año académico
Concluir el año académico fue una gran prioridad, pues se trata de la forma natural en que una universidad aporta al país. Si bien la prudencia aconsejó suspender actividades algunos días, así como adelantar el horario de salida para un retorno seguro a casa, la intención fue seguir adelante con el diálogo universitario, el intercambio entre alumnos y profesores y la búsqueda de la verdad.

El apoyo a la comunidad interna, desde auxiliares y personal externo hasta alumnos y profesores, fue primordial durante los meses de manifestaciones sociales, y se evidenció en medidas como flexibilidad horaria, facilitación de transporte y acompañamiento permanente para garantizar la seguridad de todos, especialmente de los más vulnerables.
La “flexibilidad” fue la principal herramienta que lo hizo posible, facilitando que los alumnos asistieran a clases o rindieran evaluaciones en la medida de sus posibilidades; que los funcionarios modificaran sus horarios de ingreso y salida de acuerdo a la contingencia y que los profesores desarrollaran al máximo la creatividad para reagendar el semestre. De hecho, la plataforma de educación online Canvas fue una herramienta clave en este proceso.
Por supuesto, las carreras, con el apoyo de la Vicerrectoría de Alumnos y Alumni, tomaron contacto desde el primer día con los estudiantes que se encontraban en situaciones más complejas, detectando sus necesidades y brindándoles las facilidades para finalizar el semestre, que solo se retrasó en una semana.
