Anécdotas que hablan de la impronta que lo caracteriza guardan los muros del campo docente-asistencial ubicado en San Bernardo. Quienes han pasado por allí comparten esas historias.
“Para servir, servir” es una frase de san Josemaría que orienta a quienes trabajamos en la Universidad de los Andes. Y trabajar en salud nos permite acercarnos aún más a ese propósito”, comenta Jorge Landeta, gerente del Centro de Salud Universidad de los Andes (CESA) cuando cumple 20 años asistiendo a la comunidad de la zona sur de Santiago. Con alta tecnología y modernos servicios, brinda 40 mil atenciones médicas, 68 mil prestaciones odontológicas y cuatro mil consultas de salud mental al año. Un indiscutible aporte de este recinto, que también entrega consultoría de Mediación Familiar.
“En estas dos décadas es destacable el permanente esfuerzo que realizan los profesionales, personal administrativo y de servicio para dar una atención de calidad basada en un trato personal a los enfermos, respetando la dignidad de la persona”, afirma el Dr. Francisco Rodríguez, director médico del Centro.

En 1999 finalizó la construcción del Centro de Salud UANDES, un edificio de 2.584 m2 junto al Hospital Parroquial de San Bernardo.
En 2019 se convirtió en el primer campus odontológico docente asistencial en ser acreditado en el país.
La construcción del CESA, junto al Hospital Parroquial de San Bernardo, surge como una “visionaria idea de las autoridades universitarias de la época, quienes comprendieron que para procurar una mejor formación de los alumnos de Medicina era importante tener un centro en que pudieran participar y formarse, tanto humana como profesionalmente”, relata el doctor Rodríguez, quien ha estado presente desde sus orígenes, cuando se llamaba CUEM (Centro Universitario de Especialidades Médicas).
“A todos nos costaba decir ese nombre, menos mal que lo cambiaron”, comenta el actual director de la Escuela de Medicina y egresado de la primera generación de la carrera, Dr. Gustavo Mönckeberg, quien recuerda que le “hacía mucha ilusión” ir al CESA, donde realizaba algunas actividades prácticas en el pabellón de Anatomía, que combinaba con la atención de pacientes del Hospital Parroquial. “Llegar a San Bernardo era toda una odisea”, rememora sobre este centro, que dos años después de su inauguración abrió la Unidad de Salud Mental y en 2007 comenzó a construir el edificio de Odontología. “Realizamos un real aporte a un segmento de la población que, si bien no es de extrema pobreza, de no atenderse aquí quizás no podría acceder a recuperar su salud bucal por los altos costos que conlleva”, resalta Renzo Casanova, director de la Clínica Odontológica.
SIEMPRE LISTOS
“Pertenezco a un grupo de personas que le tenemos un amor muy grande al Centro”, confiesa el pediatra Manuel Fernández, quien atiende pacientes y hace docencia desde los inicios de este lugar. “Es el campo clínico innato de la UANDES, un lugar donde se puede llevar a la práctica todo lo que aspiramos como Universidad”.

“Hemos estado siempre listos, pese a cualquier contingencia”, como el terremoto de 2010 o los temporales que anegaban Santiago. “Una vez que hubo una inundación tremenda, como yo ya me conocía los caminos, les dije a mis internos: vénganse para acá, porque vamos a funcionar como sea. Nuestro premio por haber hecho bien las cosas fue poder ver la inauguración del Mundial”.
Esa impronta es la que les ha permitido continuar evolucionando, incorporando moderna tecnología, habilitando más espacios. “Es relevante destacar el apoyo decidido y permanente de las autoridades universitarias hacia el CESA, que se manifiesta no solo con la aprobación de importantes inversiones, sino en el acompañamiento permanente”, concluye Rodríguez.

Firmes, pese al estallido social y al Covid-19
El cariño y la gratitud de la comunidad hacia el CESA parece haber blindado a este lugar durante el estallido social, pues pese a las protestas, no sufrió ningún tipo de daño. Así lo destaca Francisca Valdevenito, alumna de 5° año de Odontología. “Afortunadamente no pasó nada. La gente realmente lo valora mucho”. Agrega que trabajar aquí “es una experiencia muy linda, por el ambiente humano y el trato con los pacientes”. Este episodio junto a la pandemia del Covid-19 “han puesto a prueba toda nuestra dotación, requiriendo de gran esfuerzo y abnegación”, afirma el director médico del CESA. “Hemos logrado sortear estos obstáculos sin interrumpir el funcionamiento”, agrega Jorge Landeta sobre los turnos éticos de 2020. “Nos anima a este desafío la necesidad de la población a la que servimos y lo relevante que es para el Hospital Parroquial de San Bernardo la continuidad de nuestros servicios”.

Una ceremonia para agradecer y reconocer a las personas
Con un llamado a no olvidar el rol “evangelizador” que subyace en el trabajo del CESA, el Rector José Antonio Guzmán inauguró la ceremonia de aniversario de sus 20 años, evento que comenzó con una solemne Misa celebrada por el obispo de San Bernardo, Mons. Juan Ignacio González. En la oportunidad se exhibió un video institucional (ver a continuación) y se distinguió a funcionarios destacados, entre ellos, a Alejandro Ortega (en la imagen), quien recibió la Medalla 20 años UANDES por sus dos décadas de servicio en el CESA. Este técnico radiólogo, que llegó a trabajar “cuando tenía el pelo negro”, afirma que este lugar es su segunda casa. “He tenido la posibilidad de cambiarme, pero no lo he hecho, por la gente, el ambiente y la estabilidad que se ofrece. Yo por mí estaría aquí hasta que no pueda trabajar más”.