Educación Parvularia
y su aporte a los más vulnerables

Prácticas pedagógicas efectivas en sectores vulnerables, capacitaciones a profesores y aporte en políticas públicas son algunas de las contribuciones que realiza la Escuela de Educación de Párvulos, acreditada por siete años.

La educación en la primera infancia (0 a 6 años) es vital en la formación de los niños, pues impacta directamente en el desarrollo cognitivo y socioemocional de su proceso de aprendizaje. La evidencia demuestra que, durante los primeros años de vida, el ser humano aprende más rápido y mejor que en otras etapas y esto, sumado a que el número de años en Educación Parvularia es un predictor del nivel del desempeño académico, influye directamente en las opciones laborales y en la calidad de vida.

“Está comprobado desde la investigación científica que lo que ocurre en los primeros seis años de vida es fundamental. En esta etapa se adquieren las herramientas para enfrentar la vida escolar y el desempeño futuro, por lo que la formación de los estudiantes de Educación Parvularia es esencial”, explica María Francisca Valenzuela, directora de la Escuela de Educación de Párvulos. “Las inequidades empiezan temprano en la vida, por lo que es una responsabilidad moral y una decisión estratégica como nación invertir en esta etapa del desarrollo humano”, agrega citando al Center on the Developing Child.


María Francisca Valenzuela, directora de la Escuela de Educación de Párvulos, dicta una clase práctica en la sala de simulación.

Para complementar la formación de las futuras educadoras de párvulos, se implementaron dos salas de simulación, que permiten desarrollar un trabajo práctico, de observación y retroalimentación, con material didáctico propio de un aula escolar.


Por ello, contribuir a la educación de los niños más vulnerables es un eje central en la Escuela de Educación de Párvulos, la primera de una universidad privada acreditada por siete años, y se materializa a través de diversas iniciativas. Por ejemplo, las prácticas se realizan en establecimientos educacionales de la Red de Centros de Prácticas de la Facultad de Educación que, entre otros requisitos, deben contar con estudiantes con condiciones de vulnerabilidad. En el área académica, la mayoría de los profesores ha colaborado en proyectos de investigación que generan conocimiento aplicado en el sector de primera infancia, como el programa Dialect 2, que refuerza el aprendizaje de la lectura.

Los educadores también se han vinculado a organizaciones, sociedades científicas y asociaciones que permiten estar al día en temas de primera infancia. Es el caso de las académicas Carolina Melo, quien es parte de la CONACEP (organismo que reúne a los sostenedores de establecimientos educacionales subvencionados y pagados); María Jesús Viviani, integrante de la mesa STEM para la primera infancia del MINEDUC, y Bernardita Fuentes, miembro del Programa PASOS, que realiza cursos de capacitación en colegios y jardines infantiles vulnerables.

María Francisca Valenzuela y la investigadora Pelusa Orellana han participado en diversas iniciativas relacionadas con políticas públicas, entre las que se cuenta la preparación de material de capacitación para educadoras de todo Chile por encargo de la Subsecretaría de Educación Parvularia. Además, los investigadores trabajan en temas como la medición y mejora de las interacciones entre educadora-niño/a; dinámicas educadora-niño/a y desarrollo socioemocional; evaluación de habilidades de autorregulación en niños de 3 y 4 años en contexto de pandemia y promoción de la autorregulación y su impacto en el rendimiento y desarrollo matemático en niños de 4 a 5 años, entre otros.

Actualmente, profesores de la Escuela preparan un curso para educadoras de párvulos de todo el país, que atienden a los sectores más vulnerables de la población, en base a la priorización curricular.