La amenaza del estallido social y del Covid-19 para la salud mental

Luego de la crisis de octubre de 2019 y la irrupción del coronavirus, la salud mental se ha convertido en un preciado bien que hay que proteger. La Escuela de Psicología ha estado impulsando una serie de acciones al respecto, las cuales cobran especial sentido en el marco de su 20° aniversario.

En observación, instalada en un diván y bajo la mirada de los especialistas parece estar la salud mental en Chile. De hecho, instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) han advertido a los países sobre la necesidad de focalizarse en este tema, que se podría convertir en una segunda pandemia que sucederá al coronavirus, si no se planifican intervenciones en varios niveles, como políticas públicas, academia, investigación, familia, escuelas, y otros.

Parece una “olla a presión” que en Chile tiene un condimento más: el estallido social de octubre de 2019. “El país presentaba antes de esa fecha indicadores de alta prevalencia de cuadros clínicos relevantes en salud mental. Ya en 2016 la OMS señalaba que era uno de los países con más altos indicadores de depresión, ansiedad, consumo de alcohol en adultos, ansiedad en niños y jóvenes, trastornos disruptivos y del ánimo”, precisa la directora de la Escuela de Psicología, Mariarita Bertuzzi, especialista en Psicoterapia.

Profesionales sanitarios de la ‘primera línea’, niños y adolescentes, mujeres que han debido teletrabajar combinando labores domésticas con el apoyo escolar a los hijos, personas de la tercera edad y aquellas que ya tenían historia en materia de salud mental se perfilan como los grupos más afectados. “Lo que ha ocurrido tiene un impacto sobre toda la población, sin embargo, su efecto varía en función de los factores de riesgo propios de cada situación”, advierte. Los cambios en la rutina, la incertidumbre respecto del futuro, el aislamiento social acentuado por las cuarentenas, las condiciones económicas desfavorables, la enfermedad y la muerte son situaciones que “hacen que vivamos en un estado permanente de alerta”.

“Nuestro sistema simpático está en un estado de alerta constante, pues se encuentra reaccionando frente a una amenaza que se ha vuelto crónica”, advierte Mariarita Bertuzzi, directora de la Escuela de Psicología.

“La necesidad de seguir una modalidad virtual para actividades y eventos nos ha permitido acompañar a muchas más personas de las que esperábamos y nos ha mostrado, una vez más, el aporte que desde la Universidad se puede realizar acompañando a la gente en sus necesidades, ayudándola desde lo que nos es más propio, nuestros conocimientos académicos y profesionales.”

TIEMPO DE ACTUAR

Por ello, Mariarita Bertuzzi valora medidas como el plan gubernamental “Saludable-Mente”, para apoyar a las personas en este ámbito. “Su buena implementación podría resultar de gran ayuda”, afirma, sin descuidar la prevención. “Creo importante empezar a actuar”. Y así lo ha hecho la Escuela de Psicología.

Mediante talleres psicoeducativos e intervenciones focalizadas, ha ayudado, por ejemplo, a los trabajadores de Fundación Las Rosas. La psicóloga Loreto Cood asegura que este trabajo le genera “un gran orgullo” y que le ha permitido descubrir otra faceta de su profesión, en el sentido de ejercerla a distancia, pues “con una llamada, una tablet, puedes ayudar a gente de aquí y de regiones”.

Asimismo, “tanto para la crisis social como para la sanitaria, ofrecimos primeros auxilios psicológicos para funcionarios y profesores de la Universidad, sin costo alguno”, en colaboración con la Dirección de Personas, complementa Mariarita Bertuzzi. Se trata de una técnica de apoyo para personas en situación de crisis “que busca ayudarles a recuperar el equilibrio emocional a través de una sesión en que se les escucha y ofrece ayuda de manera práctica y no invasiva, centrándose en sus necesidades y principales preocupaciones”, explica la psicóloga Elisa Rodríguez. “Ha sido una excelente oportunidad como profesional de la salud y como ser humano. Es una experiencia que enriquece, ayuda a fortalecer los vínculos con la Universidad y es muy gratificante ver que se logra aportar”, agrega Pablo Urrutia.

Claustro de profesores de la Escuela de Psicología, 2019

DOS DÉCADAS DE EXPERIENCIA

Estas acciones son reflejo del sello que distingue a la Escuela de Psicología, que acaba de cumplir dos décadas brindando “una sólida formación ética y antropológica que favorece el desarrollo de una visión global de la persona y de una marcada actitud de servicio hacia los individuos y la sociedad”, destaca la directora.

“Hemos ido abriendo las puertas a un mayor número de estudiantes y nos hemos posicionado a nivel académico entre las primeras escuelas de psicología en Chile en puntajes de ingreso. Actualmente, estamos enfocándonos en el desarrollo de la educación continua y postgrados, además de profundizar en líneas de investigación, con equipos multidisciplinarios, en áreas como discapacidad intelectual, impacto del Covid-19 en personas con discapacidad, así como en el neurodesarrollo; el estrés temprano y su relación con el reconocimiento de emociones; un modelo de intervención para fomentar la confianza relacional en escuelas básicas, y en la medición del desarrollo profesional de directivos y profesores”, afirma sobre esta primera etapa y los desafíos futuros.

“La pandemia y la cuarentena revolucionaron nuestro orden de cosas y nos desafiaron a encontrar un nuevo modo de hacer universidad, de estar con nuestros colegas, de enseñar a nuestros alumnos y de seguir contribuyendo a nuestro entorno más directo y a nuestro país.”

Kinesiología al servicio de la mente

Los trastornos mentales suelen tener manifestaciones físicas, ámbito donde la Kinesiología puede dar respuestas a los pacientes, por ejemplo, a través de movimientos y ejercicios de respiración para bajar la ansiedad. Así lo constató la alumniUANDES Catalina Varas, cuando decidió abordar el tema de la depresión en su tesis.

Ante ella se abrió un mundo que quiso seguir explorando, por lo que cursó un Máster en Kinesiología para la Salud Mental en la Universidad de Almería, España. “Esto es un punto clave en la rehabilitación de las personas”, dice al referirse a las ventajas que ofrecen estas técnicas que recién se están conociendo en Chile.

Y para abrirle camino a esta especialidad en el país, fundó la Sociedad Chilena de Kinesiología en Salud Mental, la cual preside. Opina que la pandemia “es una gran oportunidad para abrir un nuevo nicho en la profesión, que va a beneficiar a los pacientes y a ampliar el campo laboral”.