Cada año son más los estudiantes que entregan su tiempo y conocimientos a quienes más lo necesitan, a través de distintos proyectos de responsabilidad social que, incluso, han sido reconocidos por el Ministerio de Educación. A modo de inspiración, compartimos algunas de estas historias.

Con el propósito de incentivar proyectos que contribuyan al mejoramiento de la calidad académica mediante una línea de emprendimiento estudiantil, el Ministerio de Educación realiza anualmente el concurso Fondo de Desarrollo Institucional (FDI), que reparte fondos a un centenar de iniciativas. En 2018, tres de ellas correspondieron a alumnos de la Universidad de los Andes.

1. SEMBRAR FUTURO
Promueve en los niños, niñas y adolescentes que viven en las residencias del Sename la convicción de luchar por sus propósitos y alcanzar sus objetivos. Para lograrlo, los voluntarios diseñaron, junto a la Consultora Educacional Tándem Profesores, un programa de acompañamiento semanal con tutores, que trabajan de forma personalizada con los beneficiarios, generando vínculos afectivos que promueven el aprendizaje.
“Los fondos nos han ayudado principalmente en dos cosas. Por un lado, fue un puntapié fundamental para demostrar la credibilidad del proyecto, lo que nos permite buscar nuevos colaboradores. Por el otro, en cuanto a impacto y resultados, pudimos colaborar con una nueva residencia, ampliamos nuestra capacidad de atención a más niños y pretendemos apoyar a dos residencias más el próximo año”, explica Elisa Pezoa, egresada de Pedagogía y miembro del equipo directivo de la fundación.

2. SALUD ORAL FAMILIAR INTEGRAL (S.O.F.I)
Se inició en 2010 por la inquietud de un grupo de estudiantes de Odontología, que fueron apoyados por su Facultad para dar atención odontológica integral a la población migrante vulnerable, a través de operativos dentales móviles en las comunas de La Pintana, El Bosque, Puente Alto y San Bernardo.
“Los FDI permitieron que nuestro proyecto creciera mucho, ya que contábamos con un sillón dental propio y otro que nos prestaba la Universidad. Gracias a los fondos pudimos comprar dos sillones portátiles más, además de 500 cepillos y pastas para regalar a quienes atendemos”, explica Antonia Ramos, estudiante de Odontología y miembro de la directiva 2019 de S.O.F.I.

3. NÚCLEO
Quiere contribuir y mejorar la calidad de vida de las personas más vulnerables de la comuna de Buin. Sus dos grandes ejes son el trabajo en terreno y la formación de líderes, quienes, a su vez, aportarán a la comunidad con arreglos y restauraciones de la zona y en la vinculación con los vecinos. Asimismo, busca fomentar la vocación por el servicio público de los participantes a través de una Escuela de Líderes.
“Para nosotros fue fundamental adjudicarnos los FDI, ya que para un proyecto nuevo no es fácil conseguir fondos, por lo que fue súper importante. Con ese apoyo económico hemos podido empezar a trabajar por y para las personas”, explica Vicente Bruna, estudiante de Psicología y fundador de Núcleo.

OTROS PROYECTOS, DEL PACÍFICO AL ATLÁNTICO
Realizar procedimientos de alta complejidad, cirugías y atenciones dentales es común en la Facultad de Odontología, pero no tanto en el archipiélago de Juan Fernández. De ahí la relevancia del operativo organizado con la Armada, que llevó a estudiantes y profesores de Especialidades Odontológicas a este conjunto de islas durante varios días.
“La experiencia desde el punto de vista académico fue excelente. Los alumnos asumieron su rol como especialistas de manera muy profesional. Desde el punto de vista humano, se logró en plenitud la proximidad entre estudiante y docente, se trabajó duro por el paciente, entregando muchas horas, y la comunidad lo agradeció”, expresó el Dr. Antonio Sanz, docente que estuvo a cargo del equipo de Implantología Oral junto al Dr. Andrei Wolnitzky.
Al otro lado de la cordillera, y gracias al programa Profesión, Ayuda y Cultura (PAC) de Vida Universitaria, alumnas de Pedagogía llegaron a Buenos Aires para realizar un plan piloto de educación y colaborar en talleres, realizar clases, participar de charlas y desarrollar juegos con los alumnos del Colegio Buen Consejo.
“Yo destacaría la posibilidad que tenemos como estudiantes de ejercer nuestra profesión con libertad, autonomía y confianza de parte del colegio. Pero, además, la tremenda oportunidad que se nos dio de hacer clases y de aprender a trabajar con pocos recursos, improvisar frente a un problema o la falta de algún elemento, ser flexibles con las planificaciones para hacer una clase”, resalta Sara Izquierdo, alumna que participó de PAC.