Somos una Universidad con ideario. Y eso incluye una serie de valores de nuestra identidad cristiana, que buscamos transmitir a la sociedad. Pero no se trata de una simple declaración de principios. Estos valores son una realidad que se encarna en las personas que dan vida a la UANDES.

1. UNIDAD
Me parece que todos, en primer lugar los órganos directivos, estamos llamados a mantener la unidad en torno a los objetivos fundacionales y al ideario de la Universidad. Solo así podremos mantener nuestra identidad a lo largo del tiempo y seguir entregando a la sociedad nuestra contribución específica. Para ello, es necesario conocer y procurar vivir cada uno de los valores que inspiran este proyecto educativo. De este modo, la unidad adquiere una dimensión operativa, convirtiéndose en un criterio en la toma de decisiones. Viviendo esto, la diversidad de profesiones, puntos de vista y pareceres enriquecen la labor que realizamos. La unidad no lleva a la uniformidad, sino que genera una identidad más rica. Por otro lado, trabajar en torno a los focos de la Planificación Estratégica Institucional nos da la cohesión necesaria para realizar eficazmente nuestra misión. Porque, a partir de ella, cada equipo desarrolla sus propios planes, agregándole valor al trabajo de la Universidad de los Andes.

Carmen Luz Valenzuela
Presidenta de la Junta Directiva

2. Espíritu de servicio
Una vida con el foco en los demás siempre deja corazones agradecidos, alegría en el que procura servir, y este ejemplo produce un efecto multiplicador. Pensar en los otros es un factor de cohesión en los grupos humanos, aún más en una institución como la nuestra, donde las relaciones humanas están en el centro y tenemos como misión servir a la sociedad. Vivir este valor no solo depende del modo de ser de cada uno, sino que es algo que podemos ir desarrollando con esfuerzo a lo largo del tiempo. Ciertamente, el grato ambiente de amabilidad que se genera cuando existe una preocupación recíproca favorece este esfuerzo. Servir a los demás implica crecer en generosidad, dedicando tiempo a nuestros alumnos, a los colegas y a quienes conforman los equipos administrativos. Esto implica también apoyar a cada uno para que pueda ir creciendo personal y profesionalmente.

Viviana Opazo
Directora de la Escuela de Kinesiología

3. Armonía de fe y razón
Como físico teórico, mi campo de experimentación es la naturaleza. En todo mi quehacer, la búsqueda de la verdad la hago conforme al método científico. Solo una ciencia rigurosa, seria, puede servir para llegar a la verdad. Las verdades de fe las conocemos gracias a la Revelación de Dios a los hombres. Un científico creyente sabe que la armonía entre ambos conocimientos se debe a que los dos tienen a Dios como autor. Esto explica que los grandes físicos de la historia hayan sido creyentes. Galileo fue un devoto católico. De todo lo escrito por Newton, 28% corresponde a ciencia, mientras que 39% tuvo que ver con teología. Einstein no creía que la naturaleza en escala microscópica fuera genuinamente aleatoria, llegando a decir que “Dios no juega a los dados” para mostrar su rechazo a la Mecánica Cuántica. Luego, paradójicamente, fue reconocido como uno de los padres de esta teoría. Como grandes pensadores lo han señalado en múltiples ocasiones, no existe oposición entre razón y fe o entre ciencia y fe, ambas se complementan para llegar a la verdad.

Orazio Descalzi
Investigador de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas

4. Aprecio por la dignidad humana
El hombre que no conoce al hombre ¿cómo va a curar al hombre? Esta pregunta propia del área de la salud es válida también respecto de todas las áreas de estudio. Esta Universidad nació con la idea clara de que todos los alumnos pudieran adquirir una formación humanista y, a través de la formación general y específica y de las prácticas profesionales, buscamos transmitir el aprecio por la persona. Cuando el estudiante es bien tratado por sus profesores, cuando aprende a preocuparse por sus compañeros, a interesarse realmente por los pacientes que recibe en los campos clínicos, se produce un ambiente que impulsa el conocimiento y lo pone al servicio de la persona y su dignidad. Uno puede ver cómo se genera un entusiasmo que hace que muchos dediquen parte de sus vacaciones a trabajos de verano y operativos de salud. Como profesores buscamos transmitir en todo nuestro quehacer un conocimiento científico de alto nivel y el aprecio por la persona. Ambas realidades se retroalimentan mutuamente y permiten ir formando profesionales que puedan llegar a ser verdaderamente exitosos.

Francisco Rodríguez
Director médico del Centro de Salud UANDES

5. Búsqueda y compromiso con la verdad
Las universidades nacen para buscar la verdad; apuestan a la posibilidad del hombre de conocer la realidad, tarea que no termina nunca. Se busca la verdad para compartirla, es un bien que no puede quedar encerrado. Es el aporte propio de la universidad a la sociedad. La universidad “pasa la posta”: recibe una verdad trabajada desde siglos, la afina en diálogo con otros, la traspasa, porque no es “suya”, es de todos. A los alumnos hay que ponerlos en situación de descubrir la belleza de la verdad. Mostrarles cómo la comodidad, la complacencia, el voluntarismo, el “todo da lo mismo” impiden abrirse a la realidad, a la belleza y al bien de la verdad. Esto es lo que nos gustaría que se lleven de su paso por la UANDES.

María José Lecaros
Directora del Doctorado en Comunicación

6. Trabajo bien hecho
Desde que trabajo en la UANDES me ha impresionado y llenado de orgullo lo que ha logrado la Universidad en tan corto tiempo; el prestigio de sus egresados, la infraestructura, la construcción de la Clínica, su posición en los rankings, el resultado de la acreditación, por nombrar algunos. Pienso que esto ha sido posible, en gran medida, gracias a la visión, compromiso y trabajo bien hecho de muchas personas que comprenden que su labor, sea cual sea, contribuye al cumplimiento de la Misión y al compromiso permanente que tenemos con nuestros estudiantes, pacientes y sus familias. En ellos he observado que para trabajar bien no solo se requiere dar lo mejor de sí en cada interacción y detalle, sino que hacerlo por hacer el bien, por servir a los demás, por superarse día a día y por un fin trascendente. En este contexto, ¿quién podría negar que el trabajo bien hecho implica poner en ejercicio nuestras virtudes y que, por esto, se constituye en un medio para acercarnos a Dios?

Andrés Nazar
Director de Planificación y Desarrollo

7. Vocación de permanencia
Quienes comenzaron esta Universidad tuvieron un gran sueño. Un sueño que debe perdurar en el tiempo y somos responsables -al menos, así lo siento personalmente- de transmitirlo a las generaciones futuras. Unas palabras de san Josemaría, inspirador de nuestra Universidad, me parece que vienen muy a cuento para entender este valor: “Que os queráis, que os comprendáis, que os sepáis perdonar si es necesario. Que os queráis. Que no es una cuestión de sentimentalismo, sino de una verdadera preocupación por los demás. ¿Y cómo es posible eso? Desde Jesucristo, viendo a Jesús en los demás”. Si trabajamos por vivirlas cada día, continuaremos con ese sueño y la UANDES será realmente un lugar donde se esté a gusto, donde se trabaje con alegría, mucho y bien, donde se enseñe y aprenda de manera cercana y amable, y donde nos preocupemos verdaderamente el uno por el otro: conocernos, tratarnos con amabilidad, ayudarnos mutuamente a realizar la labor que tengamos entre manos. Este espíritu nos ayuda a trabajar con mentalidad de largo plazo, procurando que todas las decisiones sean estables y perduren en el tiempo.

Juan Ignacio Morandé
Director de Avance Institucional

8. Libertad y responsabilidad personal
Personalmente, no suelo pensar en términos de responsabilidad, tal vez porque su connotación suele parecerme superficial, como si simplemente hubiera que tener algún término que nos mueva al orden, al ‘cumplir’, como contraparte a una libertad que imaginamos nos desordena. Por eso prefiero un concepto como fidelidad: ser fiel a los proyectos en que libremente me embarco, a mis vínculos, deberes y convicciones. Pero cuando considero la responsabilidad en un sentido más profundo, como ‘responder’, presentar razones y dar la cara, la responsabilidad significa que estoy atento, que soy consciente que de mí no se espera un simple cumplir, sino que involucrarme en la comunicación con las personas. Vista así, la responsabilidad no es contraparte o límite de la libertad, sino una de sus manifestaciones. Esto es lo que debemos transmitir a los alumnos. Profesores concentrados, atentos, pueden ofrecer una idea de lo que responsabilidad y libertad significan respecto de la virtud y el carácter de las personas, lo que dista mucho de lo que cualquier moralina sobre la importancia de ‘cumplir’ podría transmitirles.

Manfred Svensson
Director del Instituto de Filosofía