Con solo una década de experiencia, la Escuela de Kinesiología avanza a pasos agigantados. La estrategia de tener a sus alumnos a la vanguardia de la investigación ha marcado un sello característico de la carrera.

En sus diez años de compromiso con las actividades académicas y formativas, la Escuela de Kinesiología ha entregado a la sociedad cinco generaciones de egresados, con un sello especial en el ámbito deportivo y fundamentado en tres pilares: las áreas de neurorrehabilitación, cardiorrespiratorio y músculo esquelético.

La seriedad del trabajo desarrollado ha dado origen a más de 17 convenios en campos de práctica, tanto en el espacio público como privado, y a 35 publicaciones científicas, como actividad imprescindible para profundizar en el quehacer profesional. Su gran respaldo es que la carrera fue acreditada por cinco años en 2016.

“En constante preocupación por el trabajo de pregrado, la Escuela desarrolla también actividades de formación continua y postítulos, siempre con un marcado modelo de personalización, para acompañar, guiar y enseñar a nuestros alumnos a ir más allá de lo profesional, para trascender a las otras dimensiones constitutivas de la persona”, explica la directora de la Escuela de Kinesiología, Viviana Opazo.

En este sentido, por ejemplo, la Escuela ha ido ganando espacios y ha participado activamente en labores de responsabilidad social y de vinculación con el medio, a través de operativos de salud en diferentes comunidades.

Futbolistas de la selección sub 19 de Universidad de Chile realizaron pruebas de rendimiento en el laboratorio LIBFE. Asimismo, el primer equipo de Unión Española fue evaluado por investigadores de la Escuela de Kinesiología y de Clínica Universidad de los Andes.

Ocho artículos publicó kinesiología en revistas especializadas durante 2018, además de otra serie de papers en coautoría con alumnos y alumni.

LA GRAN ESCUELA: EL LABORATORIO LIBFE

Una de las líneas estratégicas del desarrollo de la Escuela ha sido la investigación, por lo que en 2012 se conformó el Laboratorio Integrativo de Biomecánica y Fisiología del Esfuerzo (LIBFE), que cuenta con sistemas de análisis de movimiento 3D y prueba de resistencia de materiales, entre otras tecnologías, que permiten analizar en detalle el movimiento humano. Desde el comienzo, el objetivo fue que los alumnos de pregrado participaran de este proyecto, acortando la brecha que existe entre la generación del conocimiento y su traspaso a los alumnos.

Preocupados por el incipiente aumento de deportistas amateur, uno de los focos de los investigadores ha sido el movimiento, en cuanto a sus trastornos, las actividades cotidianas y el deporte, con énfasis en la biomecánica, que está relacionada a la prevención de lesiones.

“Cada año es más alta la frecuencia o la cantidad de gente que se suma al running. Eso implica que siete de cada diez corredores tienen una lesión. Es responsabilidad de nosotros tratar de identificar cuáles son los factores determinantes de esas lesiones, para evitar su desarrollo desde el punto de vista terapéutico”, explica Rodrigo Guzmán, director de Investigación y Postgrado de la Escuela.

Alumnos realizan atención kinesiológica en los trabajos sociales TRIP.