El actual movimiento feminista volvió a instalar el centenario debate sobre el lugar de la mujer en la sociedad. Aunque son muchas las vertientes, hay un objetivo común: lograr más equidad entre hombres y mujeres. En este desafío, una mirada cristiana desde la Universidad tiene mucho que decir.

Paola Binetti, psiquiatra, senadora de la República de Italia y reconocida profesora universitaria, fue la oradora principal del Claustro de Profesores 2019 “Mujer, universidad y país: una nueva propuesta de feminismo”.

No existe un solo movimiento feminista ni es sencillo encontrar una definición pacífica que englobe al feminismo. El uso masivo del concepto se vincula al movimiento sufragista de finales del siglo XIX y principios del XX. Luego despertó una segunda ola, centrada en la liberación y autonomía de la mujer, cuya figura más representativa es Simone de Beauvoir.

La tercera ola, en cambio, trasladó el énfasis desde la colectividad a la individualidad y el género. “En ese sentido, es un feminismo sin mujeres”, escriben Gabriela Caviedes, académica del centro de estudios e investigación social SIGNOS, y Manfred Svensson, director del Instituto de Filosofía, en el prólogo del libro Teoría de género o el mundo soñado de los ángeles, de Bérénice Levet.

La pregunta sobre la mujer en la cultura y la sociedad, entonces, es de larga data. Los movimientos feministas han puesto en evidencia problemas de ayer y hoy. Si antes ellas lucharon por tener derecho a voto, acceso a educación e independencia económica, una de las demandas actuales es más equidad e igualdad de oportunidades. “La equidad salarial, la búsqueda de políticas de flexibilidad laboral que concilien vida privada con desempeño laboral, así como la atención que merece la violencia hacia las mujeres son puntos a trabajar”, dice Mariarita Bertuzzi, directora de la Escuela de Psicología. Un debate abierto en el que una mirada cristiana y desde la academia tiene que aportar.

“Debemos facilitar el camino profesional de la mujer, precisamente, para que no gaste demasiadas energías inútiles en tener que demostrar lo que ella vale”
Paola Binetti, académica y senadora italiana

¿Cristianismo vs. feminismo?
Dado el tono que muchas veces adquiere la discusión, pareciera ser que cristianismo y feminismo no fueran conciliables, pero lo cierto es que la antropología cristiana defiende desde sus bases la común dignidad e igualdad entre las personas. “Se puede ser feminista y católica”, agrega Mariarita Bertuzzi. Al repasar la historia de la Iglesia católica, agrega la académica del Instituto de Literatura Paula Baldwin, “se ve la importancia que tienen las mujeres en la Sagrada Escritura, así como en las enseñanzas del magisterio. El Papa Francisco ha hablado constantemente de dar espacio a las mujeres y valorar su trabajo en el hogar y en la empresa”. Eso también exige preguntarse por la mujer en la sociedad actual sin despojarla del tejido de relaciones en el que se desenvuelve. Cómo proteger ese espacio fue el tema que convocó al Claustro de Profesores sobre “Mujer, universidad y país: una nueva propuesta de feminismo”, cuya invitada especial fue la psiquiatra Paola Binetti. Senadora de la República de Italia y reconocida profesora universitaria, se define feminista, pero de la vertiente que respalda la diferencia entre hombres y mujeres.

¿Igualdad vs. complementariedad?
“Es esencial la presencia femenina en los lugares de toma de decisiones, para garantizar la primacía de lo humano en todas las esferas de la sociedad. Y eso también pasa por valorar a la familia, donde hombre y mujer aportan desde su complementariedad”, plantea la especialista italiana. Por lo mismo, asegura combatir “contra la igualdad de oportunidades, porque solo tendría sentido si hubiera igualdad de complicaciones. Qué significa tener igualdad de oportunidades si no te das cuenta de las distintas circunstancias, responsabilidades, necesidades que tú mismo tienes”. Afirmar las nociones de igualdad y diferencia a la vez es uno de los principales desafíos. “El feminismo busca la igualdad, pero lo hace desde la diferencia: si lo femenino tiene un valor, es porque es distinto de lo masculino. Desprovisto de esa diferencia, el movimiento pierde su fundamento último y deja de ser específicamente feminista”, escribió Daniel Mansuy, director del centro de estudios e investigación social SIGNOS, en El Mercurio. “A lo que realmente aspiramos es ser reconocidas en nuestra dignidad, sin negar las complejidades o diferencias del mundo en el que vivimos insertas”, sostiene la directora de la Escuela de Psicología. Para María José Bosch, directora del Centro de Trabajo y Familia del ESE Business School, en Chile “estamos recién partiendo con la conversación de igualdad de oportunidades. Todavía existen muchos sesgos, conscientes e inconscientes. Lo importante es que estamos avanzando”. Pero para progresar hay que seguir potenciando el liderazgo femenino, valorar la paternidad y la colaboración entre hombres y mujeres en los diferentes ámbitos. “El feminismo sin hombres es lo mismo que una sociedad donde solo hay hombres en las esferas de poder. Si excluyes al 50% del talento, pierdes”, dice.

Mariarita Bertuzzi, directora de la Escuela de Psicología, y María José Bosch, directora del Centro de Trabajo y Familia del ESE Business School.

¿Hombres vs. mujeres?
Según Gabriela Caviedes, “no dejar que los hombres hablen también es asumir que si emiten su opinión será siempre para buscar la eterna dominación de la mujer. Pero muchos, como John Stuart Mill, han demostrado que no es así”. En 1869, este filósofo inglés escribió El sometimiento de la mujer, que junto a La emancipación de la mujer, de su esposa Harriet, defiende que ellas pueden participar de las decisiones públicas, porque tienen el mismo valor y capacidades que ellos. Sin duda, el actual escenario feminista –que en Chile convocó a 800 mil personas en las calles para el Día de la Mujer– plantea varias tareas. Para María José Bosch, “cuando hombres y mujeres concilien, cuando ambos cuiden y nos organicemos tomando en cuenta el cuidado y las responsabilidades familiares, podremos llegar a una mayor equidad y a una sociedad sana, cuidando la familia y el trabajo”. El cambio debe ir acompañado de una reflexión profunda, donde la academia juega un rol clave. “Para que las mujeres ocupen lugares privilegiados en la bibliografía de las cátedras académicas, por ejemplo, debe dárseles tiempo y espacio para desarrollar su trabajo”, dice Gabriela Caviedes, y agrega que “todos los temas del feminismo pueden y deben encontrar un espacio desde la teoría. Como en todas las olas del feminismo, este tiene un pie en la calle y otro en la academia. La manera de abordar los problemas son diferentes, pero el corazón es el mismo”.

Gabriela Caviedes y Daniel Mansuy, investigadores del centro de estudios e investigación social SIGNOS.

“Queremos que la diferencia vaya adquiriendo valor. No tenemos que hacer de la diferencia el riesgo de la inferioridad. Tenemos que hacer de la diferencia el valor de la complementariedad”.
Paola Binetti, Académica y senadora italiana