Toda la generación de 4° año de Pedagogía Básica es parte de una inédita alianza, que busca entregar estrategias y herramientas para enfrentar la realidad en las aulas.

Hace dos años, la Facultad de Educación decidió comenzar a trabajar con APTUS, corporación especializada en educación, para apoyar a sus estudiantes y su ingreso al mundo laboral. Así surgió esta alianza pionera en nuestro país. “Queremos que nuestros alumnos tengan un repertorio muy explícito de estrategias para la sala de clases y que lo hayan ejercitado durante su formación profesional”, sostiene el decano Ignacio Illanes sobre las razones que motivaron este desafío, que se ha implementado de forma paulatina. La mayor diferencia del nuevo modelo, y que lo hace único en el país, es que -a través de la colaboración con APTUS- se ha intencionado la búsqueda de colegios de excelencia en el sector subvencionado, así como de profesores destacados en esos colegios, para que sean mentores de los estudiantes de Pedagogía. El programa considera, además, un diplomado para los mentores, a fin de prepararlos para una correcta observación y retroalimentación al pasante. Así se asegura una unidad de lenguaje y de propósitos entre la Universidad y los colegios. Por su parte, Rodrigo López, gerente general de APTUS, explica que “hemos trabajado con más de 15% de los colegios de Chile y nos toca ver de cerca que se requiere un mayor foco en la experiencia práctica de los nuevos profesores, más allá de la formación teórica”. En la imagen aparecen mentores y alumnos de la generación 2018.

“Así tienen confianza de sus prácticas, evitan frustrarse y, a la larga, llegan preparados al primer año de trabajo”.

María Jesús Sims, mentora

IMPACTO ENTRE LOS ALUMNOS

Primero comenzaron ocho alumnos. Al año siguiente, fueron 20 quienes pudieron estar durante todo un año en colegios de excelencia del sector subvencionado. Hoy son alrededor de 60 los estudiantes de la Escuela de Pedagogía Básica que son parte de este programa, que permite un foco más explícito y progresivo en la práctica de último año y que en el futuro se ampliará a todas las carreras de la Facultad de Educación. María Catalina Salas está realizando su práctica en el Colegio Elvira Hurtado, en Quinta Normal. “El sistema de mentoría es otro plus. Es importantísimo que un profesor en formación reciba retroalimentaciones sobre sus prácticas desde personas expertas. Todo esto con la finalidad de focalizarnos en las áreas de mejora y explicitar las fortalezas”, asegura la joven. Según cifras de la Facultad de Educación, más de la mitad de sus practicantes se queda trabajando en los colegios que son parte de este convenio. “La tasa de conversión es muy alta. Estamos dejando año a año un grupo importante de graduados nuestros en colegios subvencionados, lo cual va a ser un aporte al sistema y un aporte a su propio desarrollo profesional”, sostiene el decano Ignacio Illanes. María Jesús Sims trabaja hace cinco años en el Colegio San José de Lampa, de la Fundación Astoreca. Desde 2018 es parte del grupo de mentores de este programa y asegura que a los alumnos “les ayuda a estar preparados para el futuro laboral que se les acerca, puesto que se acostumbran a la rutina diaria de los colegios y se sienten mucho más seguros de su práctica docente”.

+50%
de los alumnos se queda trabajando en el colegio subvencionado donde hace su práctica

60
alumnos de Pedagogía Básica realizan hoy sus prácticas en alianza con la potenciadora educacional APTUS.

Valentina Escala realiza su práctica en el Colegio San Joaquín, en Renca.

María Catalina Salas está realizando su práctica en el Colegio Elvira Hurtado, en Quinta Normal