La familia es la mayor fuente de felicidad de las personas y, a la vez, el espacio donde se pueden producir los conflictos y desencuentros más dolorosos. La ayuda de un profesional es esencial para encauzar diferencias y prevenir conflictos.
Lamentablemente en la opinión pública se ha asociado la mediación al proceso judicial, o algo inmediatamente anterior a él. Se desconoce lo efectiva que es en la mejora de las relaciones interpersonales y familiares”, explica Jimena Valenzuela, directora del Instituto de Ciencias de la Familia (ICF).
Conscientes de esta necesidad de formar expertos en comunicación familiar, el ICF ofrece, desde 1999, programas de educación continua y postgrado en Mediación. Abogados, periodistas, ingenieros, psicólogos, entre otros profesionales, han descubierto en la mediación familiar su vocación.
Para entregarles una formación práctica, el ICF abrió en 2003 el Centro Puente Familia, poniendo la mediación familiar al servicio de la comunidad de Puente Alto. Desde entonces, más de 9.000 casos han sido atendidos en la comuna. Con esta experiencia, el año pasado se inauguró la nueva Unidad de Mediación Familiar en el Centro de Salud Universidad de los Andes de San Bernardo (CESA), dando un paso más para fortalecer la institución familiar.
CENTRALIDAD EN LA PERSONA
“Desde el principio nuestro sello diferenciador ha sido estar centrados en las personas”, comenta Carmina Gillmore, mediadora a cargo del centro de práctica del CESA. La diferencia pasa por convertir a los integrantes de la familia en los protagonistas de la conversación, de las posibles soluciones y los acuerdos.
El trabajo de los mediadores consiste en permitir el diálogo, propiciando el respeto recíproco, la escucha y la reflexión sobre el conflicto o temática familiar. De este modo, al ser ellos mismos los protagonistas, se logra alcanzar acuerdos con más probabilidades de ser respetados y cumplidos.
Este proceso requiere tiempo, que las personas puedan reflexionar sobre la situación y pensar en posibles soluciones. Como ellos son quienes mejor conocen los recursos de su sistema familiar, los mediadores cumplen la función de un espejo, para que, desde el diálogo positivo, ellos mismos puedan volver a ver lo que la emoción ha nublado y logren seguir desarrollando su proyecto familiar.
La Unidad de Mediación Familiar del Centro UANDES en San Bernardo está liderada por Carmina Gillmore (al centro) y conformada por egresados del Instituto de Ciencias de la Familia, quienes guían a los estudiantes actuales en su formación práctica, siempre en servicio de las necesidades de las familias de la comuna.
¿QUÉ TIENE DE ESPECIAL ESTA FORMA DE MEDIACIÓN?
El modelo de mediación familiar o relacional que se enseña en la UANDES se basa en la búsqueda del diálogo, el entendimiento y la profundización de las relaciones entre sus miembros, que permite trabajar juntos para fortalecer la confianza y armonía familiar.
A diferencia de otros tipos de mediación, esta es un proceso de conversación, pacífico y de colaboración, en el que las personas buscan resolver sus conflictos y restablecer la armonía familiar, guiados por un profesional especializado en comunicación y familia.
El NUEVO CENTRO DE MEDIACIÓN DE SAN BERNARDO, junto al de Puente Alto, cumple una función académica clave, por la formación de los futuros mediadores y el desarrollo de investigación que permite estar continuamente innovando con base en la realidad. De esta forma, los estudiantes y docentes del ICF experimentan las necesidades de la familia de hoy y trabajan por encontrar soluciones a sus desafíos.
Mediadoras formadas en el ICF también atienden en Clínica Universidad de los Andes, a través del Programa de Mediación Relacional. Su objetivo es apoyar a las familias que sufren problemas de comunicación que dificultan la convivencia, como la diferencia de visiones respecto de la relación de pareja o educación de los hijos, conflictos entre hermanos o entre padres e hijos, entre otros.